Hay esperanza

21 04 2008

Por el título, habrá quien piense que voy a escribir sobre el lío que tiene el Partido Popular. Y para no defraudar diré que me ha gustado el Rajoy de este sábado. Comentaba con un amigo que su intervención en Elche ha sido lo mejor que ha hecho desde que salió de Galicia. Una demostración de autoridad, demandada por los suyos, con la que trata de poner en su sitio a Esperanza Aguirre. José María Lasalle en El País de hoy, en un artículo algo más potable que los que nos dedica de vez en cuando en la prensa regional, remata a la Presidenta de Madrid con argumentos contundentes. Lasalle, en otro tiempo firme defensor del dogma liberal, ha virado por necesidad —igual que Rajoy— hacia unos planteamientos que pretenden mezclar el liberalismo con el acercamiento a algunas de las clásicas políticas socialdemócratas defensoras del estado del bienestar. Pero, por mucho que se pongan, la intolerancia del PP, su discurso antiguo y su adversión por la solidaridad, les siguen situando bastante más a la derecha de lo que pretenden transmitir.

Por aquí, mientras Diego y Narciso De la Serna se pelean por ver quien es más marianista —hasta que haya que hacerse de Esperanza o de quien sea—, el sábado el Alcalde de Cayón dijo en una entrevista en un medio regional, entre otras cosas, que Rajoy debía retirarse, y hoy en la desconexión matutina de la SER, con Santiago Recio como entrevistado, no se les ha ocurrido —igual es mucho pedir— preguntarle por la crisis del PP; eso sí, hemos asistido a una explicación pormenorizada —digna de los seguidores del chosisme— de cómo, a qué hora y en qué tipo de urna van a elegir los militantes ‘populares’ a sus compromisarios. No entiendo esta dinámica periodística tan extendida en nuestra tierra de evitar las cuestiones problemáticas a los dirigentes del Partido Popular, en menor medida, aunque también, cuando se trata del PRC, para cebarse cuando enfrente está un dirigente socialista. Igual es un problema de fondo y toda la culpa no es de la parte que pregunta, pero sería bueno resolverlo cuanto antes.

No quería escribir del lío del PP y al final… A lo que iba. Este fin de semana he llegado a la conclusión de que todavía hay esperanza para esta ciudad. El viernes tuve una distendida y extensa charla con una mujer muy comprometida con la cultura y, sobre todo, con el fomento de la lectura. Coincidencia de planteamientos, quejas y deseos para el futuro más próximo; sintiéndonos con la necesidad de hacer cosas para que, al menos, no sea por nosotros si nunca pasa nada en Santander. El sábado me levanté temprano en busca de los periódicos, algo de pan y un par de croissants, y saludé la llegada al barrio de Toni Barros, un emprendedor de aquí —retornado de Alemania— que ha abierto un local de diseño —precioso, tenéis que verlo— para vender, entre otras dulces cosas, brownies, tiramisú, arroz con leche, croissants y café Nespresso. Y todo eso al lado de Regma —justo enfrente del Limonar de Soano—, porque si uno opta por el océano azul qué importa lo cerca o lejos que esté la competencia. 

En algo más de diez minutos de obligada charla de presentación, compartimos las penas de la ciudad —las habituales—, me habló de alegrías como la música en la draga —no pude evitar sonreir y decirle que fue cosa mía— y coincidimos en lo olvidado que está el Museo de Bellas Artes que, si hubiera un mínimo de voluntad, debería servir de dinamizador de un entorno muy castigado. Larga vida a Toni Barros —espectaculares croissants franceses— y a todas aquellas personas emprendedoras y decididas que apuestan por dar un poco de aliento a esta ciudad llamada Santander. Con gente así hay esperanza.





Nuevos tiempos

14 03 2008

No he escrito ninguna valoración del 9M, porque ha habido tantas que seguro que alguna coincide con la que yo querría haber dicho, y si no, no pasa nada: lo importante son los resultados, no las interpretaciones —muchas de ellas, torticeras— que se hagan de ellos. Que algo se mueve en el PP es evidente. Y, también, que Zapatero va a aprovechar la victoria para, como reconoció el otro día, corregir errores. Se avecina, por tanto, una legislatura más tranquila, en la que ganará la batalla quién violente menos al ciudadano medio. Al PP se le acabaron los latiguillos de España se rompe, la familia se rompe, etc…, y al PSOE ya no le servirá la llamada al miedo, para concentrar a la izquierda, frente a un PP —se supone— más moderado. Se abre, por tanto, una legislatura apasionante, donde la estrategia y el cuidado de los mensajes adquirirán mayor protagonismo, desplazando a la crispación, la improvisación y el insulto.

Vaticino que —los que nos gusta la política con mayúsculas— vamos a disfrutar. A Rajoy va a ser difícil que se le quite la cara de perdedor, aún cambiando a Zaplana por González Pons (valenciano de Camps), y Acebes por Pío García Escudero (madrileño, pero no de Esperanza). Zapatero aprovechará para arreglar lo que queda en el partido, y recompensar a algunos de sus más fieles con un ministerio. Lo mejor para los intereses del PSOE es que se liberase de trabajo, y se dedicase a comunicar la acción del Gobierno. Su telegenia y el buen rollo que destila aportarán muchas más adhesiones que una nueva escalada de iniciativas legislativas. En definitiva, que llegan nuevos tiempos, y el que no lo entienda quedará fuera de la dinámica. Lo mejor de todo es que va a ser la legislatura de Carme Chacón y Eduardo Madina.





Rouco wins

4 03 2008

Ayer ganó ZP el domingo más, si votamos todos—; esta mañana lo acaba de hacer ganar, of course Rouco; y esta noche lo hará, para disgusto de Hillary y Mc Cain, Obama. Las tres victorias son decisivas. Y las tres nos afectan. Aunque sólo podemos decidir en una: la del domingo. Ya que podemos, hagámoslo. A pesar del 2-0 en los debates celebrado con euforia incontenida por Esperanza Aguirre todavía no hay nada decidido. El que quiera que siga Zapatero que le vote aunque no sea con todas sus fuerzas, porque del PP no va a faltar ni una papeleta, incluida la de Rouco. Su vuelta ¿se había ido en algún momento? a la dirección de la Conferencia Episcopal, les servirá a los obispos para preparar una legislatura de más confrontación, aún, contra el Gobierno de España. Ellos verán: su negocio pierde cada día más clientes, y no son capaces de revisar un plan estrátegico que aprobaron hace ya varios siglos y se ha demostrado totalmente erróneo. Esta noche hora peninsular, Obama zanjará la cuestión demócrata cantando, de nuevo, el Yes We Can. Ha llegado la hora de decirle a Mc Cain que el mundo necesita otro Estados Unidos, casi tanto como el propio EE.UU. También necesitamos otra Conferencia Episcopal, pero ni está ni se la espera. Rezaré por ellos, y por la niña de Rajoy.





Culpable de la libertad

1 03 2008

Esta mañana he leído, en la sección de deportes de El País, tres columnas que hablaban del lateral izquierdo del Barça, Eric Abidal. Un francés con hechuras de atleta y raíces paternas en Martinica. Cuenta cómo fue su infancia muy difícil en los barrios pobres de una ciudad obrera al sur de Lyon. Explica que cuando era niño, por ser negro le impidieron entrar al Grand Café des Negociants, un histórico local de comidas fundado en 1864, que ahora es de su propiedad, y en donde ya puede entrar todo el mundo: hasta los que, en su día, le dieron una patada en el centro de su dignidad personal. Seguramente, aquel día en que le prohibieron la entrada por negro, pensó que volvería, años más tarde, para comprarlo y hacer justicia. Bonita historia, aunque la justicia debería ser de otra manera: pública, universal y gratuita y ágil claro. Dice el correoso jugador del equipo culé que la diferencia entre España y Francia es que aquí “te puedes sentar en un banco a charlar y no viene la policía a identificarte; este país es más libre”. Seguro que si Mariano lo lee, pensará que sabe quién es el culpable de que eso suceda. Ya me imagino el clímax de su intervención en el debate del próximo lunes: “Es usted el culpable de la libertad en este país, señor Zapatero”.  





Mariano quiso follón

26 02 2008

Mariano quiso follón anoche. Llamó mentiroso al Presidente demasiadas veces y le acusó —indignamente— de haber agredido a las víctimas del terrorismo. Decía Ramoneda esta mañana que esa afirmación —que no es nueva, si no muy repetida— inhabilita a Rajoy para ser presidente. Comparto esa opinión, aunque hay muchas más cosas, y millones de votos, que harán que nunca lo sea. Mariano quiso follón, pero no encajó bien ni lo del bonobús, que casi parecía una broma, aunque no tenía ninguna gracia. No me gustó lo encorsetado del debate, pero, al menos, hubo debate, después de quince años. Y que más de trece millones de personas lo vieran, dice mucho acerca de lo que nos jugamos, y de lo claro que lo tiene la gente. Mariano quiso follón, pero el voto del follonero se lo llevó Zapatero nombrando al oscarizado Bardem. El lunes la vuelta, en la que Mariano se desatará del todo —no descartan sus asesores que directamente se quite la chaqueta y se remangue—, y nos contará la segunda parte de la historia de la niña, que no pasará a la historia, desde luego, ni como contribución literaria ni política. Mariano está derrotado. Al otro lado del atlántico, otra derrotada tira también de follón, y, desesperada, recurre al juego sucio. Don´t worry Obama. 





Reconciliación

13 02 2008

Siempre he pensado que la tarea de reconciliarme con los Estados Unidos de América me iba a resultar muy complicada. Hay demasiados temas en el cajón del debe, que no voy a repasar ahora porque iría en contra de mi propia voluntad de perdón. Soy de los que aplaudí cuando Zapatero se quedó sentado al paso de la bandera de las barras y estrellas, pero, por ello, no dejo de entender que como país nos conviene tener unas relaciones fluidas con la, todavía, primera potencia mundial. Y no, sólo, a nivel político: necesidad de una buena interlocución entre la Casa Blanca y La Moncloa. Hablo, también, de mejorar las relaciones comerciales, sociales, culturales, académicas o personales. Nunca he ido a EE.UU. No es que no me llame la atención —todo lo contrario—; tampoco he cruzado demasiadas veces el charco, y cuando lo he hecho, el imán de La Habana no me ha dejado tomar otras decisiones. Pero, tengo decidido que este año voy a pisar suelo estadounidense. Le escribiré a Howard Dean, para ver si puedo ir de observador a la convención demócrata que se celebrará en Denver, del veinticinco al veintiocho de agosto. Lo malo es que me queda un poco lejos de Nueva York, una ciudad —la ciudad— en la que me da, ya, cierto coraje no haber estado.

En fin, que no sé si cuando haga mi primera incursión en el país de Elvis, Michael Jordan, Bogart… Obama será presidente o, todavía, estará a punto de serlo. Lo que tengo claro es que lo va a ser. Y lo mejor de todo es que Hillary y, sobre todo, Mc Cain, también son conscientes. La gran contribución de Clinton a su país, ha de ser dejar el paso libre al torrente de cambio que encarna Obama; no sé a qué espera la senadora demócrata para retirarse, reconociendo su abultada derrota, no tanto, por el momento, en delegados —sí en estados—, como en ilusión. La que ha generado Obama, no sólo en su país, si no en todo el mundo, no es comparable a nada que yo haya visto antes. Confieso que llevo unos días, por aquello de la diferencia horaria, despertándome en mitad de la noche para comprobar, en la pantalla de la blackberry —tan borrosa por el sueño como nítida por las concluyentes cifras—, las aplastantes victorias del senador demócrata. El Yes, we can! es el mejor invento de comunicación emocional  de los últimos años.

No sé a quién votarán los hermanos Coen, pero si tengo claro que yo les votaría para el Oscar —huelga de guionistas mediante, a los que traslado mi reconocimiento por su constancia— a la mejor dirección, y a la mejor película. Ni comento, por obvio, que Bardem se merece el premio al mejor actor de reparto —¿actor de reparto quien sostiene, de principio a final, la película?—; su interpretación es tan contagiosa que, en mitad de la proyección, estuve a punto de ajusticiar a un viejo que roncaba, a un volumen insoportable, dos asientos a la derecha del mío. La señora del durmiente impidió el homicidio, despertándolo con unos codazos dignos del mejor pressing catch. En fin, que si no es país para viejos, si lo va a ser, por fin, para un presidente negro. Y porque va a ganar Zapatero —la otra opción me da más miedo que Bardem—, pero no puedo dejar de imaginarme a Rajoy poniéndole a la firma al Presidente Obama, en su primera visita oficial a España, el contrato de integración, con el listado anexo de costumbres patrias a consagrar.





Los más bajos instintos

12 02 2008

Mariano está desatado. Ve más cerca que nunca la posibilidad de ganar las elecciones, y no va a dejar de hacer, ni de decir, nada que pueda ayudarle a conseguir ese objetivo. En realidad, visto así, parece lo lógico: que un candidato a Presidente de Gobierno haga todo lo que esté en su mano para lograr ser elegido. El problema viene al comprobar que no le importan, lo más mínimo, los daños colaterales que pueda producir —que ya está produciendo— su estrategia de alimentar el miedo a lo diferente. Sólo tiene una cosa en mente: conseguir el mayor número de votos posibles —vuelve a parecer lógico, ¿verdad?—, tanto de su electorado tradicional —que los tiene bastante asegurados haga lo que haga—, como de parte del granero de voto socialista: barrios desfavorecidos, clase trabajadora, determinada clase media… Ni Sarkozy ni Merkel: el modelo que defiende Rajoy es el de Le Pen; el mismo que llevó al fascista francés a disputarle la Presidencia de la República a Chirac en el año 2002, gracias al apoyo de los petit gens, de las clases populares. La ostentación de la bandera, la idea de España —una, grande y libre—, la puesta en valor de las costumbres españolas, el anticatalanismo, el antivasquismo, el dogmatismo en la política antiterrorista, la utilización de las víctimas, la complicidad con la jerarquía eclesiástica, la ofensiva contra las otras lenguas oficiales, la criminalización de la inmigración, el desprecio absoluto al importante papel que juegan los inmigrantes, la homofobia, la cárcel para los menores infractores… No es una estrategia novedosa, tiene copyright: está registrada a nombre de la extrema derecha. Lo nuevo es que el PP haya decidido quitarse la careta del todo. Y lo preocupante es que ese discurso encuentre buena acogida en una parte importante de la población de este país—lo que es un hecho comprobado; no hay más que estar en la calle—. Algo estamos haciendo mal. ¿En qué estábamos pensando? ¿Alguien dudaba que Rajoy iba a hacer todo lo posible por ganar las elecciones? O es que no hemos seguido su comportamiento durante toda la legislatura. Si pudieron acusar a Zapatero de ser cómplice de ETA… ¿Qué pensábamos que iban a dejar de hacer o de decir? Y…¿Qué va a ser lo próximo? Quizá decir que va a abrir un Guantánamo en España. Y lo que más me preocupa, en estos momentos: ¿Qué va a hacer el PSOE para contrarrestar esa, tan terrible como eficaz, estrategia? ¿Y para recuperar la iniciativa política? Mientras tanto, Rajoy ha conseguido el primer hito de su elaborada estrategia: los más bajos instintos están desatados. Y en la calle se propagan como el fuego. Y no sé si tenemos efectivos suficientes —ni razones convincentes— para hacer que los daños sean los menores posibles. Y no me refiero al resultado electoral. Que, al final, es lo menos importante.





Costumbres de los españoles

7 02 2008

He pensado ayudar a Rajoy en la ingente tarea de hacer un listado de las costumbres de los españoles —a respetar por todo aquél que quiera pisar suelo patrio por un tiempo—, que irán en la parte contratante de la tercera parte del contrato que Mariano quiere hacerle firmar a la gente que viene a nuestro país, buscando un futuro —y un presente— mejor. Lo de cumplir las leyes, lo obvio, porque eso lo tiene que hacer todo el mundo, sin distinción. Lo de la higiene prefiero no comentarlo, porque me viene la imagen de Mariano con el jabón chimbo pasando por la ducha —fría, claro— a todo aquél que no haya tenido la suerte de nacer en territorio español. Pero vamos con la lista de costumbres de los españoles a respetar —se admiten aportaciones—:
La memoria de los peces; las comilonas en navidad y fiestas de guardar; la comunión vestidos de marineritos y princesitas; la violencia machista; la homofobia; la corrupción urbanística —la corrupción en general—; el chismorreo; los programas del corazón; la mala educación; los escupitajos en el suelo; los sonoros eructos; mascar chicle con la boca abierta; el archirrepetido hay que; los toros; la envidia —nuestro deporte nacional—; el habitual cuatro mirando y uno trabajando; la misa de los domingos; la soberbia; los prejuicios; el olvido de nuestros mayores; el individualismo; el culto a Gran Hermano; comprar pocos libros y leer aún menos; el afán de protagonismo; pensar mal de todo el mundo; el enriquecimiento fácil; el gusto por el mal gusto; el voto a un partido de derecha extrema como el PP; las falsas dietas de adelgazamiento; el dinero rápido —y leonino— de cofidis; el nacionalcatolicismo; la publicidad engañosa; la quema de autobuses; las comisiones de los bancos; los correos spam; los programas de tarot; la incompresión de lo diferente; no saber inglés; el control sobre la creatividad… No sigo, que me deprimo.





20.625

2 02 2008

Veinte mil seiscientos veinticinco. Son los jóvenes que van a poder votar, por primera vez, en unas Elecciones Generales en Cantabria. Es una cifra importante; superior a las de otras provincias, como Valladolid, con un número similar de habitantes. Un grupo a tener en cuenta, ya que su comportamiento electoral puede tener cierta influencia (y no sólo por eso). Son los nuevos votantes, que se posicionan, mayoritariamente, en contra de lo establecido: del partido en el Gobierno, de los que mandan. Aunque es posible que, esta vez, cambie esa tendencia, visto el comportamiento del voto joven en las elecciones de 2004 —mayoritariamente socialista—, y la legislatura tan pedagógica que nos ha dedicado la derecha extrema que gobierna en el PP.

En estas elecciones generales se incorporan menos jóvenes que a otras convocatorias anteriores —por el descenso de la natalidad y la imposibilidad de votar para los extranjeros—, y eso quizá lleve a los partidos a centrar más sus mensajes en otros colectivos más numerosos, y más rentables electoralmente. Lo que quizá pueda ser una opción defendible para el corto plazo, es una decisión muy perjudicial para el futuro. Necesitamos incorporar a esos jóvenes a la participación política, y eso no es posible dándoles la espalda: no considerándolos como sujetos de derechos, como demandantes de políticas, y como activos reivindicativos. Ser justos con los jóvenes, que se incorporan por primera vez a votar, no es sólo (que también) hacer campaña utilizando todas las herramientas que nos brinda internet —como parece creer alguna gente—; ser justos con los jóvenes significa considerarlos de igual manera que a cualquier otro votante, respetando su inteligencia y entendiendo sus aspiraciones. Si somos capaces de comprender cuáles son sus sueños individuales y colectivos, tendremos mucho camino andado.

Esta legislatura, por fin, ha habido un Gobierno que ha afrontado, de manera seria y sincera, los dos grandes problemas de los jóvenes: empleo precario y vivienda inaccesible. Se ha podido estar más o menos acertado, pero ha habido una voluntad, casi épica, por cambiar una dinámica que algunos pintaron —y lo siguen haciendo— como inmutable. (Todavía recuerdo aquellas indecentes palabras —en realidad, no eran indecentes las palabras, si no las intenciones del que las pronunciaba— de Cascos sobre que si se vendían muchas viviendas, aún siendo caras, era porque la gente podía pagarlas). El PSOE debe seguir poniendo en valor todas las iniciativas que ha puesto en marcha para la juventud, pero sobre todo tiene que seguir abriendo cauces para que los jóvenes digan lo que les apetezca, y tengan capacidad real para cambiar las cosas que no les gustan. Esta misma mañana, la ministra Elena Salgado —inmersa en una intensa y cercana presencia en Cantabria—, decía, en un encuentro con gente joven, que «el gobierno socialista ha cumplido con los jóvenes y lo va a seguir haciendo». Mientras que el PP, gobernado por la COPE y Aznar, no es, desde luego, un lugar donde habita el buen rollo necesario que necesita la gente joven para poder respirar. Como decía hace unos días Carme Chacón —la política de moda—, en el Cercle d´Economía: «…delante de nosotros se abren dos caminos, y únicamente dos caminos: o preside el Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, o lo hace Mariano Rajoy». Y ante esa decisiva tesitura —tan sencilla en su planteamiento como compleja en sus consecuencias—, me resultaría extraño, y difícil de entender, un resultado que no fuese que la mayoría de los jóvenes, el nueve de marzo, opten por votar a ZP.





El PP en coma

16 01 2008

El PP en coma, por voluntad propia y declarada. Es el tema del día desde ayer por la noche. Rajoy se hace el harakiri electoral para garantizarse, internamente, una derrota contenida. No hay una palabra en el diccionario cuyo significado real esté más alejado del académico. Me refiero a orgánica que, según la RAE, es estar con disposición o aptitud para vivir, o tener armonía y consonancia. No parece que la cuestión —ni siquiera se le puede llamar vida— orgánica del PP tenga nada que ver con lo que nos cuentan los académicos. Pero para académicos los responsables de comunicación del partido de Rajoy, que ayer nos obsequiaron con un estrambótico comunicado de prensa, cuya mayor virtud —aparte de su maravillosa aportación al enredo— es haber sido capaz de construir un texto de ciento veintidós palabras unidas, tan sólo, por una coma; así pasará a la historia. No sabía que en el aparato genovés fueran expertos en los mensajes encriptados.